lunes, 9 de mayo de 2011

Rembrandt


TP 2: El Otro
Retrato audiovisual de un otro
Primeras referencias en torno al Retrato




Rembrandt Harmenszoon van Rijn (1606-1669), artista holandés del barroco, es uno de los más grandes pintores de la historia del arte occidental. Sus obras muestran la influencia de Caravaggio y Elsheimer. Fue un intérprete excepcional de la naturaleza humana y un maestro de la técnica, no sólo pictórica sino también del dibujo y del grabado. Su obra produjo un gran impacto en sus contemporáneos e influyó en el estilo de muchos artistas posteriores. Es probable que no exista ningún pintor que haya igualado a Rembrandt en su utilización de los efectos del claroscuro o en el empaste vigoroso.
Por la empatía con que retrató la condición humana, Rembrandt ha sido considerado "uno de los grandes profetas de la civilización".
"Su tratamiento de la humanidad rebosa de simpatía" (J. O. Thorne)
En una carta a Huygens, Rembrandt ofrece el único testimonio conservado sobre sus aspiraciones como artista: "(alcanzar) el movimiento más grande y más natural", si con esto se refería a sus objetivos materiales o de otro tipo es algo sujeto a la especulación. De cualquier modo Rembrandt representa la fusión entre lo corpóreo y lo espiritual como pocos pintores en el arte occidental.
Entre las características más notables de su obra destacan su uso del claroscuro, el manejo escenográfico de la luz y la sombra —fuertemente influido por Caravaggio, o, más posiblemente, por la escuela de los Caravaggisti de Utrecht— adaptados a sus propios fines. Igualmente destacables son su visión dramática y emotiva de temas que tradicionalmente habían sido tratados de una forma impersonal: Rembrandt se caracteriza por el sentimiento de empatía que desprende su visión de la humanidad, independientemente de la riqueza o la edad del retratado.
Estilísticamente, su pintura evolucionó de la suavidad de sus principios —caracterizada por una excelente técnica de representación ilusionista de formas— a un tratamiento posterior, más "áspero", que invocaba las cualidades del objeto mediante la calidad táctil con que figuraba en la pintura.
"En los últimos retratos de Rembrandt nos sentimos enfrentados cara a cara con personas reales; sentimos su calidez, su necesidad e simpatía y también su soledad y sufrimiento. La mirada firme y certera que conocemos tan bien gracias a los autorretratos de Rembrandt tiene que haber sido igualmente capaz de mirar directamente al corazón humano". (Gombrich)













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